lunes, 20 de septiembre de 2010

puestos banqueteros 1

para P : en estos tiempos donde pareciera que todo se renueva, un abrazo.



Cayendo en la tentación de escribir sobre la gastronomía tapatía, el día de hoy me doy a la tarea de escribir sobre un clásico de Guanatos representativo de la comida callejera y que tiene algunos años de moda en la ciudad: Los tacos de barbacoa.

Este tipo de barbacoa me gusta pensar que es típica de guanatos, ya que es preciso aclarar que no tiene nada que ver con la barbacoa de pozo estilo mexico y regiones aledañas, creo que a la de aqui llamarla barbacoa es un equívoco o en el mejor de los casos una confusión. sigamos una vez aclarado este dato que a nadie le importa un pepino seguramente, más que a mí.

El último post fue hace 20 días así que es preciso sacudirme la culpa para lograr hilvanar este texto, en esta mañana de lunes en la que no me siento particularmente inspirado, pero tengo un chingo de hueva de trabajar y me gustaría ponerme de buenas, cosa que cada que subo un post sucede. Así que dejo que se apile el trabajo, esto sin culpa alguna y me doy a la tarea inmediatamente.

Una vez a raya la culpa pendeja que me acosa tan seguido, en este caso por no escribir según la meta propuesta, me encuentro con la sensación irritante de que el texto que estoy maquinando no es gracioso, ni divertido ni tiene tintes de humor negro como algunos otros posts de mi experimento crónicas tapatías. Después de un rato de zozobra sigo adelante con el texto y decido llevarlo a cabo sin importar mucho el resultado. Actitud por demás adaptativa y funcional en esta vida en la que poco controlamos.

Escribir bien resulta complejo sin duda, pero estoy convencido que escribir mucho es la única manera de ir puliendo la escritura.

Motivado por los comentarios escuetos pero al final de cuentas halagadores de P, me decido a compartir con la blogósfera mis impresiones acerca de un lugar especial para mí: Tacos de barbacoa Lalo, y me prometo a mi mismo por enésima vez que un día no muy lejano voy a hacer un blog exclusivamente sobre el tema de la comida en la ciudad, que sirva como pretexto para escribir pero sobre todo para empacar sin control la mayor cantidad de comida de manera gratuita.
Para mí no hay un puesto mejor en la ciudad en lo que se refiere a este tipo de tacos, y vaya que hay un chingo por todas partes, pero para mí ningunos son mejores que los de Lalo.

Una de las mejores cosas de ir con Lalo a la barbacoa es que ya me conocen y en cuanto me ven llegar, sin mediar palabra alguna, me tienden un plato con 3 tacos dorados, sin bañar, con mucha cebolla. Para después soltarme claro, el consabido quiubo güero…..( Francamente no se lo que ocurriría si yo contestara en todos los puestos a los que voy a ese que hubo güero con un aquí nomas moreno, seguramente me mandaban a mi casa sin tacos y con las muelas en la bolsa)

Ante semejante bienvenida no puedo menos que corresponder la amabilidad despachando la primera tanda a toda velocidad no sin antes prepararlos adecuadamente en la barra de los complementos. Salsa roja, salsa verde, cebolla frita si es temprano y no está agotada, mucha sal y una buena cantidad de jugo de limón.

Es curioso, pero puedo afirmar que ir con Lalo es como una obra de teatro perfectamente ensayada, donde siempre ocurre lo mismo, en el mismo orden, y el resultado siempre es inmejorable.

Confieso que en tandas de a 3, en mis mejores tiempos comía con soltura hasta 12 de ellos provocando la admiración de los comensales, pero sobre todo de Lalo mismo, su dueño, a quien le parecía fantástico que hubiera alguien con semejante valor y capacidad estomacal. Esto ocurría de 3 a 4 veces por semana.

De las manos de Lalo brotan unos tacos sublimes que rayan en lo poético. La barbacoa guisada a la perfección, las tortillas bañadas en algo que pudiéramos decir que es sebo de res y fritas en dos planchas, los tacos bien dorados, crujientes, verdaderamente bien ejecutados. La combinación de lo caliente, lo condimentado y lo muy picante provoca en mí una sensación incomparable de bienestar que casi hace que se me salten las lágrimas cada vez que voy. Si uno va crudo o desvelado esta sensación aumenta en progresión geométrica. Al final de la experiencia solo es preciso prender un cigarro que aglutine la experiencia y la asiente para sentir que uno vuela en lugar de caminar rumbo a su auto.

El puesto se encuentra a una cuadra del cruce de Patria y Vallarta, frente a unas farmacias benavidrios, afuera de un car wash Y es claramente un lugar callejero horrible y sin higiene alguna, un carrito montado sobre una plancha de cemento , en plena banqueta, donde lo mismo ves cubetas que contienen la barbacoa casi al ras de piso que sujetos que difícilmente se lavan las manos en momento alguno. Todo esto vale madre y resulta irrelevante ya que cualquier aficionado a comer en las calles de nuestro país sabe que la mugre y un ambiente descuidado contribuyen enormemente al sabor único de los antojitos. Si no me creen traten de copiar cualquier cosa que les guste comer en la calle (Yo lo he intentado varias veces) y verán como el resultado siempre es un platillo triste y desangelado, casi un remedo del original callejero lleno del vigor y la audacia que dolo puede dar el riesgo de contraer el cólera o una salmonella.

Antes tenían una lámina de asbesto para evitar que la lona que divide el car wash del puesto se quemara, sobre la cual tuvimos algunas conversaciones Lalo y yo, con el objetivo de que la quitara ya que el asbesto si que es una mamada para la salud, cosa que no sucedió hasta años después y estoy seguro que no influí en lo más mínimo en esta decisión. Ahora tienen un cartón que cumple la misma función y también se ve muy culero.

A través de los años he sido testigo de la evolución de estos tacos tan queridos, no solo por mí sino por sus cientos de clientes habituales. Constantemente tienen productos nuevos y cambios en el servicio, donde se nota el trabajo duro de su propietario y la intención de siempre mejorar lo que se ofrece. La última novedad son los tacos dorados de frijoles, una confección que sinceramente está con madre.
Si algún día pasan por el rumbo o sienten un cosquilleo en su sistema digestivo que les pide un manjar callejero, no duden en visitar estos tacos, les aseguro que no se arrepentirán.

Compruebo como una vez más, el haber logrado armar un texto más me deja satisfecho y de buen humor. (Sin mencionar claro, que pospuse el trabajo por un rato)

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