martes, 28 de julio de 2009

Microsiervo Tapatío

Microsiervos es una novela de Douglas Coupland acerca de unos programadores nerdos que trabajan en Microsoft y de cómo se desarrolla su vida en el corporativo en la década de los 90´s cuando yo fuí joven.

Recuerdo que leí el libro vorazmente, casi sin detenerme, entre varias risas y algunas lágrimas hasta el final, eran muchas hojas. Los personajes de Coupland siempre me han hecho sentir cosas fuertes e indescifrables. Su estilo literario es ligero y fresco, único y completamente representativo de lo que yo consideraría vivir en estos tiempos complejos y agridulces.

Comparto lo que subyace a los microsiervos modernos, ese deseo de pertenecer a algo, de pescar lo que no puede atraparse.

Hoy que trabajo en una empresa de tecnología y ordenadores y en condiciones que me recuerdan tanto a lo descrito en la novela, no puedo menos que esbozar una sonrisa entre dulce e irónica, mientras en el fondo de mi mente pienso en escapar vestido de traje para dormir en una pequeña tienda de campaña en el bosque, completamente solo. Tal como el protagonista de Generación X, o ¿ Sería en el de la Vida Después de Dios ?

Realmente no acabo de comprender porque la empresa gigante transnacional en la que tengo la genuina dicha de laborar me necesita, o quizá si lo entiendo pero a veces se me olvida. Nos usamos mutuamente, casi sin vergüenza.

Una sensación cálida de bienestar, una alegría doméstica y segura. Tú le das a la Hidra de Lerna corporativa la mayor parte de tu tiempo y ella te recompensa entre otras muchas cosas con un cheque siempre puntual, alguna palmada en la espalda y la garantía de que mientras el monstruo siga fomentado el consumo global tú sobrevivirás también. Incluso me dan vales para el super.

Por ahora y por un buen rato, compro la ilusión de sentir que soy un brazito de la empresa que hace su labor pacientemente, en pos del bienestar y la productividad.

Tengo ya dos años que trabajo aquí como procesador de una nómina enorme de los empleados de este país extranjero, tan cotidianamente presente en nuestras vidas que en unos años terminaremos hablando inglés solamente, sin darnos cuenta en absoluto. Total ya la mayoría de la población se tiño el pelo de güero.

Ojalá pudieran verme ahora, Yo que soy un purista consumado del lenguaje hablando en el idioma de la empresa, una mezcla amorfa de palabras técnicas informáticas, inglés mal pronunciado y español pocho de primera.

Desde el punto de vista conductual, si hiciéramos el catálogo conductual de lo que sucede en el mundo de cualquier oficina les aseguro que se repetirían ad infinitud no más de 5 comportamientos complejos, en los que predomina el estar sentado el 95 por ciento del tiempo, en mi caso frente a una computadora de la compañía. Los otros cuatro serían ir a la impresora a recoger hojas, “ typear “ hablar por teléfono y rotular carpetas.

No quisiera que se malinterprete, yo amo la empresa en que trabajo, hasta cierto punto claro, así como ella me ama a mí. Bisnes are bisnes.

Creo que iré por un café, recorriendo los pasillos llenos de cubículos y después seguiré trabajando hasta la 1, mi hora de comida. Confiado en que a las cinco cero cero estaré subiéndome a mi auto rumbo a la calle.

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