viernes, 7 de agosto de 2009

La tiendita de mi barrio

El abarrotes de la esquina es un microcosmos doméstico con estantes ordenados.

Un lugar donde encuentro mucho de lo que necesito y al que acudo caminando, en bicicleta o acompañado de mis hijos y sus triciclos y patines del diablo.

La verdad me gusta mucho mi barrio, que en realidad es colonia, ojalá que no se me ofendan porque le digo mi barrio, me parece que suena mucho más entrañable así. Hay varios parques con muchos árboles y se respira una tranquilidad digna de notarse, sumido como me encuentro en el escándalo frénetico de Guanatos. Ese ritmo sucio que ya no notamos. Lo curioso es que en 4 años de vivir ahí nunca he podido tener la certeza de si vivo en La estancia, Residencial Vallarta sur o algún otro nombre que no recuerdo ya que todos los recibos de la luz, del agua y de la renta tienen una colonia diferente.

En mi barrio se encuentra una tienda de abarrotes como las de antes. Y la verdad aprecio que exista, aunque su dueña sea amargada y a todas luces malcogida. Ese no es mi pedo, yo y mis hijos hemos aprendido a no tomarnos personalmente las jetas con que prodiga a quienes visitan el changarro, el cual por cierto está siempre limpio y muy bien surtido, que es lo que verdaderamente importa.

Uno de los artículos que persigo incansablemente son los birotes salados, la estrella de la repostería de Guanatos, realmente una delicia. Y en la tienda de mi barrio descansan en un costal, frescos y cotidianos los panes de mi devoción.

Nunca olvidaré el pasado día de la Virgen ( chale dudé si poner virgen con mayúscula, que horror sacrílego). Me levanté antes de las 8 am incitado-forzado por mis dos hijos pequeños para iniciar el delicioso recorrido hacia el ansiado birote con el cual preprarar unos molletes para el desayuno. El pretexto del pan nos sirve para dar un paseo y respirar la mañana fresca y vital. Ellos en sus transportes y yo caminando. El caso es que al llegar y no ver los costales con el pan, interpelé airado a la dueña acerca de su ausencia y ella, con los ojos como platos y las venas del cuello a punto de reventar, no podía creer mi atea ignorancia y me dijo algo así como ¿ Pues que no ve que hoy es día de la morenita ? o alguna mamada por el estilo…..

Pinche ateísmo realmente lo desconecta a uno del sentir de los fanáticos. El 95 % del personal en esta república bananera. Peor para ellos. Recuerdo que pagué mi cuenta y me fui murmurando cosas horrorosas contra los huevones de los panaderos y el pinche día feriado.

Fácil me dije, voy al oxxo, cuyos dueños corporativos no conocen de valores ni de pausas de ningún tipo y compré unos panes todos madreados. Pero panes al fin. Si el oxxo hubiera fallado a dos cuadras hay un par de seven elevens uno junto al otro, celebrando el triunfo de la cultura gringa, fríos e impersonales, no como la tiendita de la esquina donde estoy seguro la señora jamás se olvidará de mí desde lo de la virgen.

Definitivamente me quedo con el esquema del abarrotes, ahora casi en extinción lamentablemente. Siento que mi dinero se queda en el mismo barrio y no se va a los odiosos gringos o algún exitoso corporativo de Monterrey, que es casi lo mismo que Estados Unidos. Si apostáramos al desarrollo local y regional recuperaríamos todo el poder que hemos perdido como nación. Estoy seguro, tan seguro que seguiré fiel a la tienda de la esquina donde las cosas son frescas y las jetas garantizadas pero personalizadas.

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