lunes, 3 de agosto de 2009

Crónica de los callejeros

Lavacoches, viene viene, cuidacarros y anexos.


Una plaga urbana es lo que son.

Producto de un sistema extremadamente injusto y jodido, nos ponen a filosofar a todos aún sin quererlo. Nos hacen también optar y tomar postura forzosa ante el hecho indudable de que vivimos en un país de pobres en el que mucha gente sale a la calle a trabajar. Les das o no les das dinero, tienes aunque sea una sonrisa y un ahorita no, o simplemente los ignoras. La cosa es que es imposible pretender que no impactan nuestra vida urbana.

Aquí podría sacar a relucir todo tipo de argumentos escuchados y usados por mí también. Que si ganan más que uno, que si son huevones , que si sus recetas del IMSS y diálisis que exhiben son de mentira. Que si las muletas y los huérfanos no son reales. Que si piden lana para drogarse y la verdad muchos podrían tener un trabajo padrísimo ganando el salario mínimo enriqueciendo a algún carnal que vive en el Country. Así podríamos irnos ad infinitud.

Creo que al final me quedo con la tesis de que si yo doy algo, gano yo también en cuanto a karma. Los que seguro van a valer madre y a reencarnar en un apio son los empresarios de la deformidad, la mugre y el abandono, pero eso es pedo de ellos, no mío.

Nunca falta el güey que te quiere cobrar por cuidarte el carro, el mío se cuida solo, y cuando regresas el carnal ni está. Ahora les da por cobrar por adelantado y al rato ya hasta factura te vana querer dar. Cobrar por un lugar público, llámese banqueta es una reverenda mamada. Y esta gente de algo tiene que comer.

Los que si merecen la palma de oro son los que te cobran por decirte como estacionarte. A esos no sabes si patearlos al bajarte o de plano reírte. Son artistas para inventarse un servicio que nadie pide y no sirve para nada. Ya tengo un buen rato que a estos si les doy dinerito, por ejemplo saliendo del cine. La neta desde que tengo hijos me ha dado por compartir mi abundancia con más frecuencia los seres de la calle.

Cuando mi hija me pregunta ¿ Porqué no les das dinero ? nosotros somos muy afortunados, casi nunca tengo una respuesta coherente que no me haga quedar como el Sr scrooge. La cosa es que si le diera monedas a todos los que me piden en mi camino desbancaría al pinche Hill Gates en su papel de filántropo a toda madre.


Lo que me parece es que toda esta gente no tiene lugar en el sistema, de por sí desigual e inhumano. No tiene lugar y la verdad tampoco le interesa tenerlo. Quizá por eso nos ofenden tanto cuando los vemos.


La calle en México es cabrona, seguramente en todos lados lo es, por lo menos en Guanatos muy seguido me toca ver estampas que me matan lentamente. Algunas son fabricadas por los mismos empresarios de la lástima y otras no. La mayoría hacen que las monedas salgan de mi bolsillo y todas me chingan por igual.

Cuando veo niños solos que pasan todo el día en la calle en lugar de ir a la escuela, muchas veces explotados por sus papás o por otros adultos me inundan sentimientos de rabia y de tristeza. Muy seguido pienso que todo en este pinche país funciona mal y un pesimismo horrible se apodera de mí. Otros días trato de no sentirme así evadiéndome con éxito para no ver esta realidad, tal como hacen la mayoría de mis vecinos tapatíos. Lo que si es innegable es que el no ver el fenómeno de la gente de la calle nos endurece, cuando no los vemos a los ojos y tenemos una negativa siempre presta, para cualquiera, nos volvemos rígidos para no sentir.

Carajo, nuevamente un post que tenía pensado para reírme con humor negro sabroso se volvió algo serio y medio amargado. La neta este pinche país no es para menos. El que no pueda ver esto o es un pendejo total o de plano se creyó el cuento de los programas de vivir mejor.

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